Arde el verano, ¡quema! e invita a zambullirse en las profundidades a través de un chapuzón.
Como método de refrigeración, sin aire acondicionado que me ampare, nada mejor que dibujar peces abisales: aquellos que han huído del calor, del sol y en definitiva de la luz. Me alejo con ellos sin buscar la superfice.
En esas simas marinas de absoluta oscuridad no hay nada que alumbre, por eso no necesitan ver, son todos ciegos.
Cura de piel, alivio de quemaduras. Sumergida en el mar me permito perder la consciencia.. inerte, dejándome llevar, ajena a todo lo exterior.
la verdad es que soy demasiado miedosa para bucear, pero mi imaginación me permite llegar a ese mundo de misterio y silencio. Os invito a que viajéis conmigo. Es barato y no hay que ser un gran atleta.
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